miércoles, 7 de junio de 2017
REPORTAJE A GONZALO URRIOLABEITIA, EMBAJADOR DE ARGENTINA EN ARMENIA: "LA COMUNIDAD ARMENIA DE ARGENTINA ES UN ÓRGANO VITAL QUE CONTRIBUYE MUCHÍSIMO A LA RELACIÓN BILATERAL".
El embajador de Armenia en Argentina, Gonzalo Urriolabeitia, nos recibe amigablemente en su oficina de Ereván con un mate. Pero al contrario de lo que puede hacer suponer esta imagen, no es la nostalgia la que predomina en sus días allí, sino un disfrute del país y de las diferencias existentes entre ambas culturas, lo que implica una adaptación constante y un contacto intenso con la gente.
- Hace ya dos años que se encuentra en funciones en Armenia. Me imagino que ahora tiene una visión más honda del país, del cual tal vez no tenía un conocimiento exhaustivo antes de ser designado. ¿Cuál es su impresión general sobre Armenia, habiendo vivido aquí ya un tiempo?
Antes de venir aquí tenía un conocimiento de los principales temas del país porque uno se dedica a la diplomacia y estudia, y además porque en Buenos Aires trabajaba de enlace entre la Cancillería y el Congreso Nacional, donde hay mucha actividad en materia de política exterior y también participan los armenios. Siempre hay en la Legislatura algún tipo de comunicado, de declaración sobre alguna cuestión armenia, así que conocía bastante. Además, hubo en ese lapso dos visitas de autoridades armenias al Congreso de la Nación Argentina. La primera fue la del presidente de la Asamblea Nacional en aquel entonces, Hovik Abrahamyan; y la segunda la del presidente Serge Sarkisian, quien no solamente visitó al gobierno argentino sino también a las dos cámaras del Congreso Nacional. En esas ocasiones trabajamos mucho con Armenia, con la embajada de Armenia en Argentina, así que conocía bien a los actores políticos, y cuando vine aquí me resultó muy útil. Por supuesto que vivir dos años en Armenia es un curso de armenidad acelerado, intensísimo, y la perspectiva cambia definitivamente. Porque tal vez vos conocés el aspecto culinario, a los dirigentes políticos y demás cuestiones, pero después venís acá y es otro mundo, te encontrás con todo lo que tenemos de parecido y de diferentes con la cultura armenia, el orgullo armenio y una cantidad de cosas. Pero sí, en estos dos años realmente aprendí mucho y también he visto crecer al país.
- ¿Un diplomático debe mantener una posición ascéptica respecto del destino al cual le toca desempeñar sus funciones, o se llega a encariñar con el lugar?
Uno no es del todo imparcial, porque cuando representás a un país en otro, no podés dejar de querer al lugar en el que estás. El afecto es inevitable, más cuando te tratan con cariño. El armenio es afectuoso, es abierto con nosotros, y uno no puede más que admirarse de eso.
- La adaptación quizá al principio haya sido un poco difícil en lo personal, en lo familiar, teniendo en cuenta las grandes diferencias del idioma y la cultura.
Pero justamente eso es lo lindo. Si fuera todo igual que en Argentina, me hubiera gustado quedarme allí. Venir a vivir a un país que queda a más de 20 horas de vuelo para encontrarme con el mismo mate, el mismo asado y el mismo fútbol, no me hubiera parecido muy interesante. A mí lo que me parece fascinante de Armenia es todo lo que aparentemente es difícil: el cambio de costumbres, de clima, de olores, de sabores. Eso es lo divertido. Si fuera lo mismo, me quedaría en Argentina, donde tengo a mi club de fútbol, a mi familia, a mis padres, a mis amigos, todo. Y en lo personal, justamente lo que disfruto es tener que aprender desde cero todos los códigos. Porque la gente se relaciona distinto en todos lados. Por ejemplo en Brasil, mi primer destino diplomático, la gente dice “sí” o dice cualquier cosa menos “no”. Decir “no” es de mala educación. Si vos invitás a una persona a algún lugar, a comer, por ejemplo, si te contesta: “Bueno, llamame”, quiere decir “no”. En Brasil jamás te van a decir que no. Si no es estrictamente la palabra “si”, significa “no”. En Argentina somos más directos, decimos: “Mirá, no puedo, no tengo ganas”. Acá en Armenia también los comportamientos son distintos. Las personas reaccionan diferente. Y eso es lo divertido. Prueba y error. Contacto. Finalmente lo importante es que te reciben bien. Todo lo demás es fácil. La gente te sonríe, te dice: “Ah sos de Argentina, qué bueno, tengo parientes allá, tengo un amigo”. Yo vine acá a representar a mi país, a vivir parte de mi vida y a disfrutar de la experiencia.
- Sin pertenecer a la colectividad armenia, ¿nota realmente una gran diferencia entre Armenia y lo que es la Diáspora?
No sé si grande o pequeña, pero sí, naturalmente que hay diferencias. Pero también las hay entre un salteño y un porteño. Yo creo que las diferencias son siempre enriquecedoras. Tal vez haya más diferencias incluso de las que yo pueda percibir, porque, por ejemplo, como no hablo armenio, no termino de detectar la profundidad del contraste entre cómo se expresa un armenio de la Argentina y un armenio del Cáucaso Sur, entonces puedo perder algún matiz ahí. Pero creo que las diferencias son muy saludables, en tanto y en cuanto se sienten todos parte de un mismo colectivo. Yo creo que el armenio de Armenia siente que hay una nación armenia en todo el mundo. En Argentina normalmente identificamos territorio y población, es decir, alguien es argentino porque nació en Argentina y porque adscribe a una serie de valores culturales que heredó, aprendió en la escuela pública y una cantidad de cosas. Pero la manera de visualizar la armenidad de los armenios es completamente distinta. Para nosotros es hasta llamativa. Hay una perspectiva en la que la armenidad está en Armenia, pero también en Argentina, en Rusia, en Irán, en Estados Unidos, en Israel. Es una característica interesantísima y me parece que es lo que también los enriquece de alguna manera. Yo creo que es admirable que haya miles de maneras de ser armenio.
- Argentina y Armenia han tenido históricamente excelentes relaciones de amistad. ¿Esto se refleja de igual modo en la relación comercial bilateral? ¿En qué campos se puede avanzar más en este sentido?
La relación entre Armenia y Argentina es anterior a los gobiernos. Viene desde el momento en que empiezan a afluir hacia nuestro país una cantidad importante de armenios en momentos muy dolorosos para este pueblo, que son anteriores a la existencia de la Primer República Armenia, de 1918, con lo cual, la amistad es anterior y me parece importante remarcar esto, porque la amistad no es retórica. Los armenios que fueron a Argentina en esa época, no lo hicieron porque sí, sino porque sabían que allí podían seguir siendo armenios. Imagínate lo que era para una persona que vivía en Damasco o en el Líbano, ir desde allí a vivir a Argentina. Hoy Argentina es lejos. Hace 100 años, era mucho más todavía. Prácticamente otro planeta. Y la gente decidió ir hasta allí por una razón muy sencilla: porque había trabajo y porque podían ser armenios, levantar su iglesia, tener su comunidad, hablar su idioma, y a nadie le iba a molestar. Lo cual, en cualquier lugar del mundo sigue siendo difícil aún hoy. Esto pasó en Argentina históricamente y los armenios fueron allí por eso, lo que habla de una amistad muy antigua. Recién después vienen las relaciones entre los gobiernos, que ya es otra historia pero que va en el mismo sentido de la amistad entre los pueblos. Y esto se traduce también a nivel político, económico y cultural.
- ¿De qué manera se refleja en estos campos?
A nivel político, los gobiernos de Argentina y de Armenia tienen una sintonía muy fuerte, por ejemplo en organismos internacionales. En los últimos 20 años los niveles de visita entre ambos países es muy importante, ha habido visitas presidenciales de Armenia a Argentina y viceversa. Visitas de cancilleres, de ministros, de vicepresidentes, legisladores. Es decir que hay una sintonía muy alta. A nivel de la relación económica, hay tres aspectos. Uno es el de las inversiones, otro el del comercio y el último el de la cooperación. En cuanto a inversiones, Argentina es el quinto país del mundo inversor en Armenia. Con respecto a la cooperación, es muy intensa en materia agrícola desde hace ya dos años, con el Fondo Argentino de Cooperación; y a nivel comercial, tal vez sea el aspecto donde todavía más dificultades tenemos. Pero no son dificultades políticas sino estrictamente comerciales, que tiene que ver con algunos obstáculos estructurales. Por ejemplo, la distancia. O el hecho de que Armenia no tenga un puerto, o de que el mercado interno es muy reducido. Entonces, hay que encontrar determinados tipos de productos para poder exportar a Armenia y viceversa, que sean de poco tamaño y de mucho valor. Estamos trabajando en esa dirección. Por ejemplo, creemos que hay un campo muy interesante para colocar producción cinematográfica, televisiva, series. En Argentina hay muy buena producción audiovisual, y Armenia compra mucha de esa producción en otros lugares. Pensamos que podemos competir ahí, porque no necesitás un embarque de 30 toneladas con todo el costo operativo que implica, sino que hoy en día ese tipo de productos en un avión o hasta directamente por internet lo podés mandar. Tenemos que tratar de encontrar esos nichos. De cualquier manera, aún con los obstáculos que tenemos, el comercio bilateral es permanentemente creciente. Es decir que la relación es muy buena en todos los niveles, y eso también me hace más fácil la tarea a mí. Porque siendo países amigos y sin agenda negativa, realmente es muy placentero el trabajo. Por supuesto que siempre hay problemas que surgen, pero no a nivel de la relación bilateral, la agenda es excelente.
- ¿La presencia de una importante colectividad armenia en Argentina influye?
Por supuesto que contribuye muchísimo a la relación de los países. La comunidad armenia de Argentina es un órgano vital, central, de este cuerpo. Nosotros detectamos ahí una relevancia para la relación bilateral enorme. Vos fíjate una cosa muy sencilla, nosotros estamos trabajando ahora con el gobierno nacional y municipal para inaugurar una plaza “República Argentina” en Ereván, que no hay todavía. ¿Cuántas plazas, calles, monumentos o “jachkar” vos conocés de Armenia en Argentina? Nosotros tenemos identificados por lo menos treinta y pico. Esto te muestra que hay una vinculación muy fuerte. Por eso tenemos una política muy abierta con la comunidad armenia de Argentina, y eso puedo dar fe porque lo siento en la reacción. Nosotros en la embajada representamos a nuestro país, especialmente a este grupo, que es la colectividad armenia de Argentina, y tenemos una disposición a trabajar en conjunto. Y la gente viene acá, y lo nota. Tocan el timbre todo tipo de argentinos, normalmente de la comunidad. Desde la persona que viene a visitar a un pariente hasta el grupo de una escuela o un conjunto de baile, un inversor o un comerciante.
- Hace poco tuvo un encuentro con el primer ministro armenio Karen Karapetyan, nueva importante figura emergente dentro del oficialismo. ¿Qué impresión se llevó y qué temas se trataron en la reunión?
Básicamente estos temas de la agenda económica y comercial fueron los que tocamos con mayor profundidad. Además de lo que te puntualizaba sobre la industria audiovisual y ese tipo de productos, estamos trabajando con la posibilidad de traer maquinaria agrícola. En Armenia hay muchos pequeños productores y una demanda intensa de maquinaria agrícola para ellos. El gobierno tiene un plan de créditos muy beneficiosos para pequeños empresarios propietarios de unidades agropecuarias. Estamos tratando de lograr que los empresarios argentinos que trabajan en maquinaria agrícola se interesen en este mercado, creemos que sería muy bueno para el campo armenio y también para nosotros. Una buena oportunidad comercial, que va a terminar resultando en una mejor relación entre los países. Consideramos que en materia agrícola tenemos mucho para hacer comercialmente, además de la cooperación que ya hacemos porque Argentina es un país agrícola de hace muchos años y tenemos una experiencia enorme en todas las áreas de la producción agrícola. Esta cooperación incluye viajes de técnicos argentinos a Armenia y viceversa.
- Usted comenzó su mandato en la gestión del gobierno argentino anterior, encabezada por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y continúa ahora bajo la presidencia del presidente Mauricio Macri. ¿Hubo cambios en los lineamientos generales de la relación bilateral?
En lo estructural estamos manteniendo la política de amistad que es muy antigua y no se produjeron modificaciones sustanciales en lo bilateral. Argentina ha realizado cambios en su orientación de política exterior, pero prácticamente no tienen influencia en lo que significa la amistad con Armenia, de manera que mantenemos el ritmo de actividad en niveles similares. En ese sentido no se sintió un impacto, para nada.
- Se cumplen 10 años de la sanción de la ley 26.199 en Argentina, que estable el 24 de Abril como “Día de acción por la tolerancia y el respeto entre los pueblos”, en recuerdo del Genocidio Armenio.
Así es, la Argentina ha reconocido los hechos de 1915 en todos los niveles de Estado. En este aspecto no tenemos que esperar ningún cambio. Nosotros mantenemos nuestra política histórica en relación al Genocidio Armenio.
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Fuente: Guia Menc