sábado, 22 de abril de 2017

"EL GENOCIDIO ARMENIO, ARGENTINA Y LA ONU". POR MARIO NALPATIAN.



El rol de nuestro país y de la comunidad de naciones en el reconocimiento y denuncia del primer genocidio del siglo XX.

Las políticas por la Verdad y Justicia impulsadas por el presidente Raúl Alfonsin, tuvieron también su correlato en el ámbito internacional donde su liderazgo personal imprimió y obtuvo logros en conflictos que afectaban a nuestra región, liderazgo que ejerció también fuera del continente americano.


Abril es el mes en que los armenios conmemoran y recuerdan a las víctimas del Primer Genocidio del Siglo XX. En la noche del 24 de abril de 1915 las autoridades turcas arrestaron en Estambul, capital del Imperio Otomano, a más de 600 intelectuales, lideres políticos y religiosos, para enviarlos luego en caravanas al interior del país para su asesinato.

De esta forma se puso en ejecución un plan sistemático y preconcebido de aniquilamiento del pueblo armenio en los territorios donde había habitado por más de 4000 años.

Para los armenios la lucha por el reconocimiento del Genocidio cometido por el estado turco en el periodo 1915-1923, no ha sido sencilla. El negacionismo del estado turco, junto al silencio cómplice de sus aliados y la ignorancia e indiferencia de otros, le permitió a Turquía levantar un muro de silencio que se extendió hasta la década del 80 del siglo pasado salvo la honrosa excepción de Uruguay que en 1965 reconoció por Ley el Genocidio Armenio.

Los años ochenta trajeron en Latinoamérica el fin de las dictaduras con sus secuelas de sangre y horror, pero junto a ello adquirieron relevancia las luchas por los derechos humanos y la solidaridad internacional para denunciar y condenar los crímenes de lesa humanidad donde hubieran ocurrido.

Las políticas por la Verdad y Justicia impulsadas por el presidente Raúl Alfonsin, tuvieron también su correlato en el ámbito internacional donde su liderazgo personal imprimió y obtuvo logros en conflictos que afectaban a nuestra región, liderazgo que ejerció también fuera del continente americano.

Es en este periodo, que la República Argentina se suma a Uruguay en el reconocimiento del Genocidio Armenio a través de sendas declaraciones de las Cámaras de Diputados (abril 1985) y Senadores (junio 1985), donde no solo se reconocía el genocidio contra los armenios, si no que en ambas se exhortaba al Ejecutivo nacional para que a través del Ministerio de Relaciones Exteriores: “se instrumenten las medidas necesarias ante la ONU para la obtención del reconocimiento internacional del Genocidio Armenio”.

En setiembre de 1987 el presidente Raúl Alfonsin en un acto con la comunidad armenia reconoció el Genocidio Armenio. En enero de 2007 el presidente Néstor Kirchner promulgo la Ley 26.199 que reconoce el Genocidio Armenio.

Y es precisamente en 1985, cuando la cuestión del Genocidio Armenio vuelve a la ONU, a pesar de los ingentes esfuerzos y desembozadas amenazas de Turquía. La ONU no había sido un ámbito favorable para los armenios hasta ese momento. Esto lo describe muy bien Federico Andreu Guzmán (1) Asesor Jurídico Principal de la Comisión Internacional de Justicia (2), en su prólogo del libro El Genocidio contra los Armenios 1915-1923 y la Relevancia de la Convención de 1948 para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio (A. De Zayas 2005):

“La Organización de las Naciones Unidas no estuvo ajena a este proceso de erosión de la memoria y de negación. A causa de la presión y la interferencia de Turquía, toda referencia al Genocidio contra los armenios fue vetada en sus foros en varias oportunidades. Por ejemplo, el informe preliminar sobre la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio que el relator especial Nicodeme Ruhashyankiko (Rwanda) presento a la Subcomisión para la Prevención de la Discriminación y la Protección de las Minorías en 1973, las matanzas de los armenios se describieron inicialmente como “el primer genocidio del siglo XX”. Al año siguiente, por exigencia del representante turco, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU ordeno al relator especial omitir toda referencia histórica al Genocidio contra los armenios en su informe final. Austria, Ecuador, Estados Unidos, Francia, Irak, Italia, Nigeria, Pakistán, Rumania y Túnez apoyaron todos la exigencia turca. Solamente Gran Bretaña, Países Bajos y la Unión Soviética apoyaron la inclusión la referencia a los armenios. En 1978 el relator especial presento una versión revisada de su informe en el que no se mencionaba el Genocidio contra los armenios. No obstante al año siguiente, en la Comisión de Derechos Humanos, varias delegaciones diplomáticas propugnaron la reinserción de esta mención del Genocidio contra los armenios, incluidas las de Austria, Estados Unidos y Francia, cada una de las cuales había apoyado previamente la postura turca en 1974. Siendo Benjamin Whitaker el nuevo relator especial, el Genocidio contra los armenios se mencionó nuevamente en 1985”.

En su Resolución 33/1983 la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, solicita a la Subcomisión actualizar y revisar el estudio sobre Genocidio. La elección como Relator recayó en el experto británico Ben Whitaker quien ya era miembro de la Subcomisión.

El Informe Whitaker sobre la Cuestión de la Prevención y Sanción del Crimen de Genocidio, es finalmente tratado y sometido a votación en el 38º Periodo de Sesiones de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección de las Minorías de las Naciones Unidas, agosto de 1985.

Como era de esperarse el Informe Whitaker fue el tema más sensible y complicado de ese periodo de sesiones. Relata Leandro Despouy, el experto argentino miembro de la Subcomisión, en el libro El Derrumbe del Negacionismo (Planeta, 2009) que durante esas sesiones ocurrieron todo tipo de maniobras y hechos cuanto menos sospechosos, desde el robo de un fajo de documentos importantes a Whitaker de su escritorio, hasta el cambio en dos oportunidades del nombre del proyecto enviado a la Secretaria de la ONU para su impresión, pasando de “Genocidio de los armenios” al de “la cuestión armenia”.

El informe ingresa para su tratamiento con el nombre: “Versión revisada y actualizada del Estudio sobre la cuestión de la prevención y represión del crimen de genocidio, elaborado por M. B. Whitaker”, bajo la anotación E/CN.4/Sub2/1985/6, y allí se menciona explícitamente el Genocidio de los armenios.

Finalmente el 29 de agosto día de la votación, la experiencia y prestigio de los juristas Theo Van Boven, Louis Joinet y Erika Daes entre otros, sumado a la actuación del experto argentino Leandro Despouy permiten sortear todo tipo de maniobras orquestadas por la diplomacia turca y sus aliados. El Informe (3) se aprueba por abrumadora mayoría (catorce a favor, uno en contra).

Como era de rigor el Informe final de la Subcomisión fue enviado a consideración de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas bajo la denominación Resolución 1985/9. La Comisión en su periodo de sesiones febrero-marzo 1986 hace suyo el Informe del Relator y le expresa sus felicitaciones y agradecimiento “por sus propuestas”.

De esta forma se cerraba el largo y tortuoso camino que debió recorrer el reconocimiento del Genocidio Armenio en Naciones Unidas.

Mientras esto ocurría en Ginebra, en las distintas cancillerías de los países con miembros en la Subcomisión se recibía la presión que ejercía la diplomacia turca para asegurarse el respaldo a sus pretensiones.

La cancillería argentina no fue ajena a esas presiones, mas aun hubieron algunos funcionarios que intentaron desacreditar la tarea que realizaba el experto argentino en el seno de la Subcomisión, pero la rápida y enérgica intervención del presidente Alfonsin respaldando lo actuado por Despouy termino con el intento de introducir el negacionismo turco en el ámbito de la diplomacia argentina.

(1) Federico Andreu Guzman, miembro de la Comisión internacional y Asesor jurídico Principal de la Comisión Internacional de Juristas.

(2) Comisión Internacional de Juristas, se dedica a la primacía, la coherencia y la puesta en práctica del derecho internacional, y de los principios que promueven los derechos humanos. La integran 62 juristas representativos de los distintos sistemas legales vigentes en el mundo.  www.icj.org

(3) Informe Whitaker, parágrafo 24: Toynbee, al estudiar el desarrollo de los genocidios, decía que sus características distintivas del siglo XX “son que se comete a sangre fría por el “hágase” deliberado de los detentadores de un poder político despótico y en el que los perpetradores del genocidio se valen de todos los recursos de la tecnología y la organización actuales para que sus matanzas planificadas sean sistemáticas y completas”. Sin embargo la aberración nazi no ha sido, lamentablemente, el único caso de genocidio en el siglo XX. Entre otros ejemplos calificados que cabe citar esta la matanza de los hereros por los alemanes en 1904, y la matanza de armenios por los otomanos en 1915-16, el pogrom de los judíos de Ucrania en 1919, la matanza de los hutus por los tutsis en Burundi en 1965 y 1972, la matanza de los indios aches en Paraguay antes 1974, las matanzas llevadas a cabo por los jmer rojos en Kampuchea entre 1975 y 1978 y actualmente las matanzas de bahaìes en el Iran. El apartheid se examina por separado en los parágrafos 43 a 46 infra.. También podrán aducirse muchos otros casos. Tal vez pueda parecer pedante el argumento de que algunas terribles matanzas en masa no son genocidio desde un punto de vista legalista; pero por otra parte, sería contraproducente devaluar el genocidio al diluir demasiado su definición.

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Fuente: Guia Menc