domingo, 4 de diciembre de 2016
MAURO GUEVGEOZIAN, EL URUGUAYO DE ORIGEN ARMENIO QUE QUIERE LLEVAR AL BUCARAMANGA A LA GLORIA.
Mauro Guevgeozián llegó este 2016 a Colombia para cumplir un “desafío” bastante importante en su casi 12 años de carrera futbolística y, por ahora, lo está pasando con alta calificación.
Nacido en Montevideo (Uruguay) el 10 de mayo de 1986, el del apellido impronunciable, goza de una gran actualidad tanto en la parte deportiva como en lo personal. El de la mitad, pues tiene dos hermanos (Alina, la mayor y Bruno, el menor) está casi por llegar a las semifinales de la Liga II -2016 con el Bucaramanga, y en lo familiar, está cerca de convertirse en papá. La vida le sonríe al delantero ‘charrúa’, quien se declara católico, pero no practicante.
Para este hombre, de 30 años de edad, el fútbol siempre fue lo máximo, su vida. Soñó desde chiquito con la pelota y ahora está recogiendo los frutos. Si bien en Colombia, el nombre de Mauro Guevgeozián Crespo era poco conocido, ahora, con sus goles y su buena actuación con el cuadro ‘leopardo’, han permitido distinguir sus cualidades deportivas y también su parte humana.
Si bien reconoce que antes de arribar a Bucaramanga tenía una oferta de un club importante de Brasil, al ver la persistencia de los ‘búcaros’, se decidió por vestir la amarilla y hasta ahora le ha traído buena suerte y éxitos.
FUTBOLRED se contactó con el delantero uruguayo, el orgullo de sus padres: Osvaldo y Claudia. El ‘Armenio’ como le decían de chiquito en su natal Uruguay.
“Sabía que el fútbol colombiano es muy reconocido, me llegó la propuesta y me interesó porque sabía de la competitividad y era un desafío para mí. Ya me había llegado el ofrecimiento antes de yo aceptarlo con el señor Héctor Cárdenas (fallecido), le había dicho que no porque estaba esperando otra propuesta de un equipo importante de Brasil. Siguieron los días, el presidente me seguía llamando y al ver que de Brasil no decían nada, agradeciendo el interés que el Bucaramanga tenía en mí, opté por venir”, reveló Mauro.
Mauro Guevgeozián (23) sueña con el título de la Liga II. Foto: Liliana Rincón/CEET.
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Y es que llegar a un balompié nuevo siempre es complicado para un jugador si se tiene en cuenta la adaptación. Aunque ya había actuado en clubes como Fénix –en el que debutó-, Cerrito, y Peñarol, de su país. Además, del Everton chileno, de Libertad, de Paraguay, y de Alianza Lima, de Perú, venir a Colombia fue un reto doble, porque tampoco conocía mucho del Bucaramanga.
“Más que el nombre no sabía, unos días antes empecé a ver en internet de lo del ascenso, de la cantidad de gente que mueve el equipo. Lo que más llama la atención siendo uruguayo y estando afuera es el fútbol físico y la velocidad que tienen. El jugador colombiano es uno de los más completos, tanto en Argentina como en Uruguay se maneja la parte física, pero no hay tanta técnica o velocidad como la tiene el jugador colombiano. Se están manejando muy bien y por eso me interesó”, afirmó.
Ese amor por el fútbol, el cual trasmite en cada cancha que ha pisado en el país y en las naciones por las que ha pasado, se debe desde que empezó a estudiar en la escuela Nubarián. Un colegio de raíz armenia, al que iba con su hermana Alina. Institución en la que además de aprender a escribir sus primeras palabras y de jugar, también se instruyó en el idioma nativo del país europeo, del cual tiene descendencia por parte de sus abuelos.
“Ahí estuve toda la vida, en el primer equipo que jugué a los 4- 5 años fue en el club de ahí del colegio. Era el colegio, la piscina, los compañeros, mi hermana que es un año mayor que yo; prácticamente nos criamos ahí”, manifestó Mauro al recordar una parte de su infancia.
Si bien tiene raíces armenias, Guevgeozián no tiene doble nacionalidad, ni pasaporte de ese país, como muchos han salido a decir.
“Tengo la descendencia de Armenia por el apellido de mis abuelos paternos, pero muchos dicen que soy nacionalizado. No tengo pasaporte armenio, no soy nacionalizado ni nada”, contó el deportista ‘charrúa’, que a pesar de no tener los papeles ha sido invitado en varias oportunidades por la selección de ese país para jugar partidos amistosos.
Pero, por otro lado, no tener esos documentos, de cierta forma, lo privaron de ir con Armenia a la Eurocopa-2016 en Francia.
“La idea era jugar la Eurocopa y por problemas de papeleo se complicó y quedó estacando el tema. Cuando fui a la selección de Armenia, que estuve como invitado me manifestaron eso, la idea era esa. Pero sigo manteniendo la esperanza de que me vuelvan a llamar y más que me vean en el momento en que me encuentro ahora”, complementó.
A pesar de eso, en el fondo de su corazón le gustaría vestir la casaca celeste de su natal Uruguay. Sin embargo, es consciente de “la gran calidad de los delanteros como son Cavani y Suárez. Si bien todo futbolista desea vestir la camiseta de su país, yo lo veo como imposible”.
Actuar con la selección de Armenia le permitió recordar los días que le enseñaban armenio en el liceo Nubarián Alex Manoogian y también rememorar su estadía por el Pyunik, club al que llegó cuando este tenía 186 años y en una época donde esa nación apenas salía de una guerra bastante compleja con Turquía.
“A mí llevaron cuando tenía 18 años, al equipo más significativo de Armenia, porque el fútbol local es bastante pobre. Íbamos a jugar partidos clasificatorios de la Europa League contra equipos de Irlanda y Rumania y al quedar afuera terminamos el contrato. Fue un leve pasaje”, reveló.
En esas idas y venidas en el fútbol, Mauro acabó en Bucaramanga, equipo con el que se siente agradecido, los hinchas del club lo aman; ese cariño y admiración lo devuelve con goles y buenaz actuaciones.
En la ciudad de las hormigas culonas, las cuales ya probó, Mauro sigue reafirmando su prueba más gratificante, la del amor incondicional y verdadero. El amor de su esposa Carolina Meier, con quien soñó casarse toda la vida. Por otra parte, de ahora en adelante ese amor se convertirá más puro por el nacimiento de su hija, Juana, su primogénita, que llegará al mundo el próximo 25 de diciembre.
Mauro espera con mucho amor a su hija Juana. Foto: Archivo particular.
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“En lo personal ya lo estoy cumpliendo mi objetivo, que me pude casar con el amor de mi vida, mi novia de toda la vida y que estamos esperando una hija. Estamos esperando a Juana, realmente una bendición”, dijo un emocionado Mauro.
Aunque se ve de un carácter fuerte en cancha y sus 1.84 metros le suman a ese aspecto, él es un hombre hogareño y le gusta cocinar. Las carnes, como buen uruguayo, es su especialidad. Hasta invita a amigos del club a su casa a probar sus manjares.
“Mi esposa es de cocinar, yo también cocino. Somos de comer en casa y sano. Le meto de todo, bastante carne, con ensalada. Trato de no comer arroz porque engorda. Aunque cuando invito amigos toca hacer arroz, como cuando viene Darío (Rodríguez) toca preparar un poco, porque para los colombianos no es comida sino tiene arroz”, dice entre risas.
Y ese compañerismo con Darío también se nota en el césped, en el que se entienden muy bien. Los dos sueñan con levantar el título de la Liga II con el Bucaramanga. Pero para eso, primero deben dejar en el camino al Cali, rival favorito de la serie en los cuartos de final, al que por ahora, derrotan 2-1.
“Nosotros somos la cenicienta del torneo, un equipo chico y ellos el histórico. Debemos hacer las cosas bien, para que le presten más atención al equipo. Depende de nosotros hacer historia en el club, llegar a fin de año y salir campeón sería una satisfacción porque este equipo se armó para pelear el descenso, la gente y la prensa nos daba por descendido”.
Si bien su apellido es difícil de pronunciar, a Mauro Guevgeozián, ese aspecto ya le da hasta risa. Le inventan todo tipo de apelativo, que ya ni le molesta si lo dicen bien o lo afirman mal.
“Estoy acostumbrado que pronuncien mi apellido de todas las formas. Nunca lo dicen como es, yo sé que es complicado, pero lo dicen de tantas formas que me da risa”, contó.
El 'Armenio' solo espera seguir aportando su granito de arena al Bucaramanga y ayudarlo conseguir la estrella de fin de año. Título que espera celebrar con su hija Juana, su esposa Carolina, sus hermanos Alina y Bruno, al igual que con sus padres Osvaldo y Claudia en su natal Uruguay.
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Fuente: Guia Menc